Los beneficios del arte en niños con discapacidad IV

¿Niños malcriados, desobedientes, agresivos, tristes o con trastornos de conducta? ¿Enseñar mediante el castigo o el arte?

Los niños con trastornos de conducta son niños que se comportan de manera que se consideran perjudiciales e inadecuadas; pero si nos guiamos solo mediante este concepto, la mitad del aula sufre de trastornos de conducta; por esta razón, se debe entender que un niño con trastornos de conducta tiene estos comportamientos exagerados y por periodos prolongados de tiempo. Con esto podemos entender niños demasiado agresivos, ruidosos, deprimidos, eufóricos, etc.

Estas características impiden que el niño progrese académicamente de forma satisfactoria y que sea muy difícil mantener una relación social estable. Son niños que demuestran sentimientos o afectos inapropiados de acuerdo con la situación e, inclusive, pueden llegar a desarrollar síntomas físicos en relación a sus problemas emocionales.

Una clase convencional es el escenario perfecto para que los niños con trastornos de conducta se sientan abrumados y encerrados; una clase de arte evita caer en el control y predictibililidad de la educación convencional, por lo que los niños aprenden descubriendo y con cierta libertad. Los proyectos de arte dirigidos al aprendizaje curricular son la herramienta para que los niños enfoquen toda su energía en lo que están aprendiendo.

El arte ayuda a que los niños aprendan de sí mismos; de esta manera, la representación artística sobre su problema les ayuda a identificarlo y a explorar las diferentes soluciones evitando un sistema de castigo y represión.

Cuando nos enfrentamos a niños con trastorno de conducta es importante tomar en cuenta su entorno familiar y escolar, tener reglas e instrucciones claras, no exigir la perfección sino mejoras graduales y mucho amor, afecto y estructura.

Recordemos lo que decía Gardner sobre las Inteligencias múltiples, de siempre buscar las fortalezas de las personas en lugar de las debilidades. Las discapacidades son las debilidades; busquemos las capacidades en cada uno de nuestros alumnos y ¡qué mejor si lo hacemos mediante la creatividad e imaginación del arte!

Referencia: Patton James R., Payne James S., Kauffman James M., Brown Gweneth B., Payne Ruth A. Casos de Educación Especial. Limusa Noriega Editores. México 1996.

 

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