Un artículo del New York Times, del 7 de agosto de 2006, sostiene que en un estudio realizado en Nueva York a niños de tercer grado, quienes habían sido beneficiados por un programa de educación del arte, se había encontrado una capacidad bastante superior en procesos como experimentación, creatividad literaria, pensamiento crítico, toma de decisiones y solución de problemas; que han realizado a aquellos que habían cursado un programa curricular básico.