¿Conoces algunas de las leyendas y mitos de nuestras comunidades indígenas? (I parte)

Durante este mes te ofrecemos una pequeña porción de estas leyendas, que puedes trabajar en el aula como parte de conocer sobre nuestras comunidades y como parte de nuestro patrimonio, que se va perdiendo con el tiempo y la modernización. Adicionalmente, te sugerimos actividades artísticas para realizar con los niños y que tengan un significado especial para cada uno.

Esta primera semana te contaremos una leyenda que nos enseña que las montañas tienen vida, que son parte de nuestra vida y que tenemos que protegerlas y cuidarlas.

IDILIOS DEL MONTE IMBABURA

En tiempos antiguos, cuando el Imbabura era aún adolescente, trabó amistad con las jóvenes y los jóvenes montes de su alrededor. Unos y otros recorrían esas tierras visitándose mutuamente. En una de sus múltiples andanzas, el joven Imbabura se encontró con una muchacha montaña que tenía por nombre Cotacachi. Al verla, el joven Imbabura se sintió embargado de una indescriptible felicidad y decidió conquistarla para sí.

Creció una gran amistad entre el joven Imbabura y la joven Cotacachi. Siempre se les veía pasear juntos por los campos, contemplando la belleza de la naturaleza. Hasta que, un día, él le dijo a ella:

— Deseo hacerte mi esposa.

Proposición a la cual ella contestó afirmativamente diciéndole:

— Yo también quiero que tú seas mi esposo.

Después de esto, el Imbabura, cuando iba a visitar a la joven prometida, le llevaba de regalo un poquito de la escasa nieve de su cumbre, y a su vez, ella le retribuía con la nieve de su propia cima.

Los dos montes se unieron y como fruto de esa unión apareció junto a la joven Cotacachi un pequeño monte al que lo llamó Yana Urcu.

Con el pasar del tiempo, el Imbabura, ya cargado de años, empezó a sentir unos dolores de cabeza que le duraban días y días. Como consecuencia de eso, su cabeza se fue cubriendo de nubes blancas que, poco a poco, encanecieron su cima.

Texto: Ruth Mora y Fausto Jara. Taruka la venada, literatura oral Kichwa. Ministerio de Educación del Ecuador, febrero 2009.

Una actividad artística que se puede realizar con esta leyenda es mediante la interpretación de los personajes: ¿Cómo se moverían? ¿Cómo hablarían? ¿Qué otro final pudiera tener esta leyenda? En base a estas preguntas, interpretar a los personajes, inventar los diferentes diálogos que pudieron haber tenido y que no están en la historia.

Si te gustó esta leyenda, ¡no te pierdas una nueva, la próxima semana!

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